jueves, 28 de abril de 2005

EVANGELIO 335

EVANGELIO
Evangelio de nuestro
Señor Jesucristo
según san Juan 14, 15-21
Durante la Última Cena, Jesús dijo a sus discípulos: “Si ustedes me aman, cumplirán mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y él les dará otro Paráclito para que esté siempre con ustedes: el Espíritu de la Verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce. Ustedes, en cambio, lo conocen, porque él permanece con ustedes y estará en ustedes. No los dejaré huérfanos, volveré a ustedes. Dentro de poco, el mundo ya no me verá, pero ustedes sí me verán, porque yo vivo y también ustedes vivirán. Aquel día comprenderán que yo estoy en mi Padre, y que ustedes están en mí y yo en ustedes. El que recibe mis mandamientos y los cumple, ese es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él”.
Palabra del Señor.

No los dejaré huérfanos

Nos encontramos en el final del tiempo de Pascua. No obstante, el texto que hoy leemos, en el evangelio, pertenece al discurso de despedida que Jesús pronuncia durante la Última Cena. En ese momento íntimo, promete a sus discípulos no dejarlos huérfanos.
Pero la promesa de quedarse con ellos está supeditada a una prueba de fidelidad: que cumplan sus mandamientos libremente y por amor.
Con ese pacto compromete la presencia del Espíritu Santo y la permanencia del Dios de la vida entre los hombres, otorgándoles, así, a sus discípulos, el don de la vida plena.
La presencia de Cristo hoy, en la Iglesia, se manifiesta por medio del Espíritu Santo. Por eso, podemos preguntarnos en qué medida el espíritu de Jesús habita en nuestra comunidad y en nuestra vida personal, porque puede suceder que a pesar de los sacramentos, especialmente el de la confirmación, el Espíritu Santo siga siendo un ilustre ausente en la vida de los cristianos.
De todos modos, Cristo, hoy, se instala en la comunidad por medio de signos visibles: cuando la Eucaristía es el centro de la actividad litúrgica y de la devoción; cuando Jesús, presente en la Eucaristía, recibe la visita de los fieles; cuando, en la comunidad, reinan la alegría y la comunión; cuando las obras de caridad abundan más que la organización; y cuando, fundamentalmente, nos queremos y nos respetamos como hermanos.
El Señor se quedó con nosotros; sin embargo, nosotros solemos elegir, tanto personal como comunitariamente, vivir alejados de su presencia.
El Señor no nos dejó huérfanos, pero, para nuestra desgracia, podemos vivir como tales.

PRIMERA LECTURA
Hech 8, 5-8. 14-17
Lectura de los Hechos de los apóstoles.
SEGUNDA LECTURA
1Ped 3, 15-18
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro.

2 de Mayo de 2005
Primera Lectura: Hechos 16, 11-15
"El Señor tocó el corazón de Lidia para que aceptara el mensaje de Pablo"
Salmo Responsorial: 149
"El Señor es amigo de su pueblo."
Evangelio: Juan 15, 26-27; 16, 1-4
"El Espíritu de verdad dará testimonio de mí"
3 de Mayo de 2005
Primera Lectura: Gálatas 6, 14-18
"Epílogo"
Salmo Responsorial: 117
"¡Dad gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterno su amor!"
Evangelio: Juan 12, 31-36
"Testimonio del Padre"
4 de Mayo de 2005
Primera Lectura: Hechos 5, 34-42
"Los apóstoles se retiraron del sanedrín, felices de haber padecido ultrajes por el nombre de Jesús"
Salmo Responsorial: 18
"El mensaje del Señor llega a toda la tierra."
Evangelio: Juan 14, 6-14
"Tanto tiempo hace que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen?"
5 de Mayo de 2005
Primera Lectura: Hechos 18, 1-8
"Pablo se estableció en la casa de Aquila; trabajaba y predicaba en la sinagoga"
Salmo Responsorial: 97
"El Señor nos ha demostrado su amor y su lealtad."
Evangelio: Juan 16, 16-20
"Su tristeza se transformará en alegría"
6 de Mayo de 2005
Primera Lectura: Hechos 18, 9-18
"Muchos de esta ciudad pertenecen a mi pueblo"
Salmo Responsorial: 46
"Dios es el Rey del universo."
Evangelio: Juan 16, 20-23a
"Nadie podrá quitarles su alegría"

Hoy es el día de los trabajadores y san José obrero los acompaña: “El título de ‘carpintero’ abarca toda la vida de José. El trabajo es un modo diario en que expresa su amor a la Familia de Nazaret. Jesús da ejemplo de obediencia, participando en el trabajo de José y llegando a ser conocido como el ‘hijo del carpintero’. El primero de mayo se celebra la fiesta de san José Obrero. Jesús ha redimido el trabajo. La laboriosidad es una virtud por la cual el ser humano puede participar en la obra de Dios, Creador y Redentor, puede hacerse en cierto sentido más humano y puede profundizar en la amistad con Cristo. San José nos enseña a santificar la vida diaria, elevando a Cristo las obras comunes, humildes y sencillas” (Juan Pablo II, Redemptoris Custos, Documento sobre san José).

1 comentario:

Anónimo dijo...

el evangelio que se lo lean al párroco asi no mira a las pendejas q hacen el curso de primera comunion.