jueves, 31 de marzo de 2005

EVANGELIO 331

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 20, 19-31
Al atardecer del primer día de la semana, los discípulos se encontraban con las puertas cerradas por temor a los judíos. Entonces llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: “¡La paz esté con ustedes!”. Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor. Jesús les dijo de nuevo: “¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, Yo también los envío a ustedes”. Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: “Reciban el Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan”. Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. Los otros discípulos le dijeron: “¡Hemos visto al Señor!”. Él les respondió: “Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré”. Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: “¡La paz esté con ustedes!”. Luego dijo a Tomás: “Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: Métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe”. Tomás respondió: “¡Señor mío y Dios mío!”. Jesús le dijo: “Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!”. Jesús realizó además muchos otros signos en presencia de sus discípulos, que no se encuentran relatados en este Libro. Estos han sido escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y creyendo, tengan Vida en su Nombre.
Palabra del Señor.

La incredulidad de los creyentes
El evangelio de Juan nos relata dos apariciones de Jesús. Una es en el domingo de Pascua y, la segunda, la que celebramos hoy. Esta segunda aparición tiene un destinatario preciso: Tomás, el incrédulo, que no estuvo presente en la primera.
Todos sabemos que Tomás era incrédulo, pero no recordamos que también los otros discípulos no creyeron hasta que no vieron a Jesús resucitado. La incredulidad de los doce discípulos estaba agudizada por el recuerdo de la Pasión y Muerte de Jesús, y por el temor a los judíos. Por eso, no fueron suficientes los testimonios de las mujeres y el haber visto el sepulcro vacío, porque la frustración enceguece y nos oculta hasta la luz.
Todo esto se parece a nuestra incredulidad, que aflora en todos, incluso en los creyentes, cuando nos asaltan las dudas y las crisis. En esos momentos, sentimos la necesidad de pruebas y seguridades. ¿Por qué nos cuesta tanto creer? Porque somos hipercríticos, porque tenemos miedo al riesgo, porque creer nos exige compromiso, porque nos reclama ge-nerosidad y apertura al prójimo, porque
no se cree sólo con la razón, sino con obras y la propia vida.
Jesús no le quitó a Tomás los miedos ni las frustraciones, solamente lo ayudó a confiar en él, a creer en él.
El Evangelio también habla de nosotros, los que podemos creer sin haber visto. El Señor nos llama felices, porque quien cree en la resurrección de Cristo, cree también que él venció el mal y la muerte.

PRIMERA LECTURA
Hech 2, 42-47
Lectura de los Hechos de los apóstoles.
SALMO
Sal 117, 2-4. 13-15. 22-24
R. ¡Den gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterno su amor!
SEGUNDA LECTURA
1 Ped 1, 3-9
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro.

4 de Abril de 2005
Primera Lectura: Isaías 7, 10-14; 8,10
"Segundo aviso a Ajaz. La señal del Emmanuel."
Salmo Responsorial: 39
"O Dios mío, en tu ley me complazco en el fondo de mi ser"
Segunda Lectura: Hebreos 10, 4-10
"Ineficacia de los sacrificios antiguos."
Evangelio: Lucas 1, 26-38
"La Anunciación"
5 de Abril de 2005
Primera Lectura: Hechos 4, 32-37
"Tenían un solo corazón y una sola alma"
Salmo Responsorial: 92
"El Señor es un rey magnífico."
Evangelio: Juan 3, 11-15
"Nadie ha subido al cielo sino el Hijo del hombre, que bajó del cielo"
6 de Abril de 2005
Primera Lectura: Hechos 5, 17-26
"Los hombres que habían metido en la cárcel están en el templo, enseñando al pueblo"
Salmo Responsorial: 33
"Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor. Aleluya."
Evangelio: Juan 3, 16-21
"Dios envió a su Hijo al mundo para que el mundo se salve por Él"
7 de Abril de 2005
Primera Lectura: Hechos 5, 27-33
"Nosotros somos testigos de todo esto, y también lo es el Espíritu Santo"
Salmo Responsorial: 33
"Bendigo al Señor en todo momento."
Evangelio: Juan 3, 31-36
"El Padre ama a su Hijo y todo lo ha puesto en sus manos"
8 de Abril de 2005
Primera Lectura: Hechos 5, 34-42
"Los apóstoles se retiraron del Consejo, felices de haber padecido ultrajes por el nombre de Jesús"
Salmo Responsorial: 26
"El Señor es mi luz y mi salvación."
Evangelio: Juan 6, 1-15
"Jesús distribuyó el pan a los que estaban sentados, hasta que se saciaron"

No hay comentarios.: