sábado, 11 de julio de 2009

Por el miedo a contagiarse en los boliches, las chicas seducen, pero besan menos

El hit de Vico C. La Vecinita ayuda a agitar las caderas de las chicas, mientras ellos, encandilados, las desean. Se les acercan como siempre, las encaran, pero en varias discos ya se nota que el clásico aproach no es tan efectivo como siempre por la gripe A. a pesar de que el reggeton sube la temperatura, algo falla, y al temor se le suma la poca concurrencia a las discos.
Hay más distancia que de costumbre, un sutil rechazo femenino en algunos casos refleja en un cogotazo para atrás cuando ellos se les acercan. Es que aquellas están más preocupadas por la gripe A que por dejarse seducir.
"Antes, si me gustaba un pibe en un boliche, me lo chapaba al toque, peor ahora lo pienso dos veces", refleja Camila, una morochita de 18 años de enormes pestañas que se planta con ese peligroso equilibrio entre la inocencia quinceañera y la provocación de una femme fatale. Son las cuatros de la mañana del viernes y a pesar de la poca gente en la disco de Dome, en Núñez, Camila baila reggaeton con dos amigas, que piensan igual.
Varias chicas, en distintos boliches porteños, también mostraron alertas de la propagación del virus H1N1 a la hora de "transarse un pibe". Y el sexo, repiten, es algo que llega bastante después del sexo. "Si no me animo a darle un beso, menos me voy a animar a acostarme con alguien", confía Julia de 23, que recuerda que antes de que explote "la paranoia de la gripe" era bastante más permeable a estar relacionada con algún chico en un boliche.
Victoria, de 21, una rubia de ojos grandes y claros, bailaba cerca de las cinco de la mañana en el VIP del Club Aráoz, en Barrio Norte. Parecía osada, desenvuelta, como si nada le preocupara. Pero en la charla mostró otra realidad: "Me da mucho mido contagiarme de la gripe. ¿Sexo? Ni hablar, tiene que estar muy bueno", respondió.
Otra chica que bailaba envuelta en un vestido blanco a pocos metros (no quiso dar su nombre) dio cátedra sobre inmunococtelería: "hay que tener mucho cuidado también con los tragos que te dan otros chicos, porque te podes contagiar. No hay que compartir, enseño.
Las matinés, para chicos hasta 18 años, fueron las más afectadas por la pandemia. Pero las chicas se las arreglaban para divertirse igual: "Mis viejos no me dejaban ir a bailar por la porcina (dixit), pero les dije que iba a un cumpleaños" se jacta Mery, con sólo 14 años. Responde solita, antes de ser consultada: "Pero esta superclaro que no se puede chapar".

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