Vino Místico
Aunque cada país haga el o los vinos a su imagen, en función de sus hábitos alimenticios, de sus deseos de paladar y de la tradición recibida; estos también están determinados por los suelos, climas y cepas del viñedo de origen. Un barco, al igual que una nave espacial o microchip puede producirse en cualquier sitio. Basta contar con los ingenieros, técnicos, trabajadores, materiales, maquinas y financiación que haga falta. Pero un vino de Jerez, Rioja, Valle de Uco o Cafayate, solo se pueden producir en las regiones vitícolas que corresponden a esas denominaciones de origen. Es uno de los rasgos divinos del Yaiim (vino) hebreo y arameo: es fruto de una alianza entre la vid y el trabajo del hombre. Pero este ultimo, decisivo en la producción de bombas atómicas y otras terroríficas maravillas de la técnica, cuenta poco en el vino, que es como una floración de la armonía entre el hombre y la naturaleza y trasciende la voluntad humana, incluidas las grandes inversiones.
La tierra dialoga con los seres humanos, se expresa a través de la vid, por eso es obvio, natural, el carácter religioso del vino, su hijo unigénito. Los buenos vinos además se asemejan a las obras de arte: son grandes porque además de ser sabrosos resultan únicos, no se parecen a ningún otro.
Por eso me causan gracia cuando me dicen: tal o cual vino ya no es lo que era…¡¡nunca es lo que era!!, y me parece grandioso que así sea….Salud!!
HECTOR BOLOSIN (MUNDO VINO)
jueves, 26 de marzo de 2009
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