lunes, 23 de marzo de 2009

EDITORIAL

¿Somos un país bananero?... Y cuando no lo fuimos (Ej: El Lole Senador – cumbia)

La idea central de país bananero, deviene de la comparación con los países centroamericanos, que desde la época de la conquista de América conservan características similares de fondo hasta nuestros días aunque tal vez un poco cambiadas en las formas por el paso del tiempo. Son países donde una minoría tradicionalmente domina todo y una mayoría normalmente nativa vive en la indigencia permanente. Pero dado que el clima es muy cálido la falta de techo o ropas casi no afectan y la alimentación se simboliza en el fruto del plátano "La Banana" que está al alcance de todos, ya que crece en forma abundante en esos países y su fácil acceso es el símbolo del facilismo que cunde como una adicción. Los países templados, como el nuestro o estados Unidos, en cambio recibieron oleadas migratorias de Europa y de territorios más bien fríos que cálidos. Eso los obligó desde siempre a trabajar y sacrificarse para conseguir pan y vivienda, e hizo que se valorase la clase dirigente según siguiera esas pautas o no. De ese modo Argentina en el año 1930 llegó a ser tan sólida y tan bien posicionada a nivel mundial que hasta el día de hoy se la compara con Norteamérica de ese año y se dice que ambos estaban al mismo nivel. Desde entonces Argentina no hizo más que caminar por la pendiente de la decadencia hasta nuestros días y el país del norte por el contrario no dejó de crecer, y sin cesar hasta alcanzar el grado de potencia universal. ¿Cuál fue la diferencia que produjo efectos tan contrarios? La respuesta es sencilla: Los del norte siguieron el camino de la democracia afianzando sin cesar los valores culturales que son fruto del ejercicio natural del sistema democrático como ser: "La educación, el ejercicio electoral, la libertad de prensa; la mentalidad crítica y otros".
En cambio nosotros fuimos rehenes desde entonces de grupos minoritarios que concentraron el poder total en sus manos y fuesen del color que fuesen no hicieron más que degradar en todos los órdenes a la población y simultáneamente recrearon sistemas corruptos y clientelistas donde los ciudadanos deben cambiar votos o fidelidad partidaria por mendrugos en un trueque infernal con los mandamases de turno. Esto hizo que además de la natural degradación general, se sumará la impotencia de los ciudadanos por esforzarse dado que los sistemas no los dejan progresar. Fue por eso que en un determinado momento hizo eclosión el facilismo que fue el resultado final de un círculo vicioso consolidado. Por eso hoy por hoy Argentina está considerada un país bananero aunque produzca soja, cereales y carne. Sólo varía la ideología Kirchnerista setentista de izquierda que exuda una vejez irremediable. El triste espectáculo de Cristina viajando con varios presidentes centroamericanos en su mayor parte de su misma ideología, en pos del apoyo a Honduras, mientras el país se desgarra en una crisis sanitaria sin precedentes muestra dos cosas:
Una, que se confirma que somos bananeros ya que ella parece sentirse muy cómoda entre los presidentes bananeros, y la otra es que el oficialismo gobernante ofrece un espectáculo decadente que podríamos describirlos como el de un grupo de personas enojadas con ellos mismos y con la realidad. Atraviesan la tormenta estos señores con una barcaza averiada en extremo (dijo un periodista rosarino) y se asemejan a conductores suicidas y ajenos a la realidad. Tanto que el país avanza como el Titanic a la colisión con el témpano y su conductora en vez de torcer el rumbo y evitar la colisión se va de paseo a Centroamérica y deja sólo el timón.
Debemos predicar la conversión así nos enseñó el Señor pero fundamentalmente debemos hacer lo que se debe y más todavía los que tienen el destino del país en sus manos. El seguir siendo "bananeros" implica hacer lo que cada uno le viene en ganas y no lo que se debe así lo muestra Cristina.

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